Este es el retrato de mi abuelo, el único abuelo que conocí y valía por veinte, un personaje adorable que me esperaba en la puerta mientras yo me compraba mis Merengadas en el quiosco de Doña Italia. Gran amante de los salamines, los cerdos y las pimientas, peronista hasta la médula, ferroviario de ley y jubilado desorientado, cuando a la tarde estaba aburrido aprovechaba para arreglar algo de la casa, claro, nunca compraba ningún repuesto de nada, se las arreglaba con lo que tenia a mano que no siempre era lo conveniente. Un dia vino mi tia de visita a la casa de los abuelos y lo vio al abuelo comiendo una longaniza ya prohibida para él, en vez de retarlo le preguntó el precio, a lo que mi abuelo contestó enojado.... no sé, la precisaba !!!
Abuelo, te amo !!!!